Empezamos Ana y yo nuestro viaje a NY. El avión lleva una hora de retraso o más, pero promete ser un éxito porque lleva escrito el nombre del famoso cantante.
El vuelo fue inmejorable para nosotras, no podemos decir lo mismo para un señor que se puso malísimo. Como yo sé muy bien lo que es eso y lo mal que se pasa, le dejé mis pulseras antimareo y no le vimos a la llegada, por lo tanto se quedó con ellas (espero verle algún día de estos por Manhatan, seguro que me las devuelve).
El paso por la aduana fue muy fácil y la recogida de equipajes también.
Nos montamos en un taxi amarillo y partimos para Brooklyn, aunque el taxista no sabía dónde estaba la casa y tuvimos que conectar con Carmen por teléfono para que se lo explicara. Al final llegamos bien y pude abrazar y besar a mi niña.
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Cómo ves Brooklyn