domingo, 22 de agosto de 2010

BOSTON Y MAS

Llevo toda la semana sin escribir y voy a empezar por el final. Ayer estuvimos en Boston. Nos gustó.
Para ir cogimos unos autobuses que salen de Chinatown y que, por lo tanto, son empresas de chinos. Los autobuses de los chinos son como las tiendas de los chinos, baratos pero cutrecillos, sobre todo el de vuelta era un autobus-nevera que tenía rotas las rejillas del aire y no se podían cerrar. Casi muero congelada durante las primeras dos horas de viaje, menos mal que luego el conductor lo quitó para las siguientes dos horas. Claro que si para un trayecto de 400 km pagas $30 ida y vuelta, no puedes pedir lujos.

Boston es una ciudad muy bien organizada para los turistas. Han pintado una línea roja en el suelo con un recorrido por la ciudad para que la sigas, te venden una pequeña guía que te cuenta los principales monumentos y ya está. Nadie se pierde y no hay que preguntar, es muy práctico.
El recorrido se llama THE FREEDOM TRAIL y todos los monumentos señalados están relacionados con la independencia de los EEUU, que se proclamó en esta ciudad. Se puede ver una pequeña muestra de lo que vimos en este álbum
Creo que también hay otro recorrido con una línea azul que señala los monumentos relacionados con la lucha contra la esclavitud, pero esa la dejaremos para otra vez.
En total hicimos 15 km (según el podómetro) y cuando llegamos a casa volvió a aparecer mi famosa gangrena. Cosas de la vida del turista.

El resto de la semana también ha sido interesante. Además de muchas compras y largas caminatas, hemos salido una noche a un sitio llamado FAT CAT, realmente muy curioso. Tenía mesas de billar y ping-pong, juegos de mesa y músicos de jazz, que, además, eran buenos. A mi el jazz instrumental me aburre bastante y solo me pude tomar una coke porque de alcohol sólo tenían cerveza que no me apetecía, pero estuvo bien.

El jueves por la mañana José Manuel cogió su guitarra y se fue a cantar al Strawberry Fields y en cuarenta minutos recaudó treinta y tantos dólares, no saco más porque le echaron, ya que parece ser que en esa zona del parque no se puede cantar ni tocar, aunque siempre hemos visto gente haciéndolo. Lo más gracioso fue que un chico que estaba allí, estudiante de periodismo de la Universidad de Columbia, le hizo una entrevista y le grabó cantando(fuera de la zona prohibida).




Ese mismo día, por la noche, organizamos una cena española en la azotea. Hice paella, tortilla y un plato con jamón, chorizo y queso. Los amigos de Carmen trajeron para hacer sangría y un par de botellas de Rioja (muy bueno). Parece que les gustó mucho todo, no dejaron ni las migas.



Después de cenar, velada musical. José Manuel cantó beatles. Anagha, que canta que te puedes morir, canciones indias y otros grandes éxitos. Y Giulia nos tocó el violín, también de maravilla. Todo perfecto.





Son más de las dos de la mañana, asi que ya es domingo y hora de dormir.

4 comentarios:

  1. Bueno, veo que JM hace Ninos en todas partes.

    ResponderEliminar
  2. Estan siendo unos días muy productivos y muy interesantes...irrepetibles, diría yo; y aún nos queda otra semanita aquí que irá relatando maravillosamente esa gran escritora que es mi mujer.

    ResponderEliminar
  3. Ante la ausencia de noticias ya imaginaba que estabais de excursión. Interesantísimo todo lo que cuentas, sobre todo por como lo cuentas.

    ResponderEliminar
  4. Parece que no desapromechais ni un solo segundo!
    Lo de la linea roja te vino muy bien Mari Carmen, asi no hay duda de que vas por el camino correcto :) José Manuel eso de cantar yo lo seguiria intentando, ya que se te da de maravila y asi sacas unos dolares, y con suerte te haces famoso y todo!
    Envidio vuestras cenas en la azotea, tanto por las vistas, como por la comida, y sobre todo y lo mas importante la compañia.

    ResponderEliminar

Cómo ves Brooklyn